Villaverde asentó sus raices en plena Edad Media de la mano de Alfonso VI de Castilla como una pequeña población de muy pocos habitantes que ni siquiera formaba parte de Madrid. Tenemos que remontarnos diez siglos más adelante hasta que ganó cierta importancia. No fue hasta que se instaló una fábrica de Citroen en la zona cuando el lugar comenzó a prosperar, atrajo familias y a trabajadores en masa y el municipio comenzó a ser más reconocido como tal.
A finales de los años 80, Villaverde comenzó a palidecer y el comienzo de su decadencia lo marcó la compra por Peugeot de la fábrica a causa de la absorción de Citroen por esta. En esta étapa el barrio se
ganó una reputación especialmente mala por la presencia más que común del
tráfico de drogas; al poco tiempo se añadió la prostitución, empeorando más si
cabe la situación. El barrio pasó de personificar un ejemplo a seguir a ser la
oveja negra del rebaño, a ser una mala hierba difícil de curar o cortar.
Foto ramas pochas 2096
Foto ramas pochas 2096
La empresa francesa despidió a la mayor parte de la plantilla y
muchas familias debieron marcharse para encontrar otro lugar en el que vivir;
este vacío lo personas de procedencia extranjera. Villaverde por aquel entonces
logró conectarse con el resto de Madrid tanto por metro como por cercanías,
convirtiéndose en una opción realmente barata y viable para todo el mundo. Con
los años su estatus no ha lgrado mejorar, año tras año fue creciendo la
delincuencia, aumentando el paro y empeorando el estado de las calles y que ha hecho aparer a la bestia de la hambruna.
Actualmente, según datos del propio ayuntamiento, se estima
que en torno a un 27% de la población se encuentra desempleada y más de la
mitad de ellos sin siquiera prestación para el paro. Si no hay dinero, no hay comida y
con el tiempo, tampoco habrá hogar. Es
común encontrar a padres, hermanos o abuelos abriendo cubos de basura en busca
de alimento, incluso en algunos casos rompiendo los contenedores si no permiten
sacar su contenido con facilidad.
A.G y E.G, los dos hombres que aparecen parcialmente en la foto contigua, son un padre y un hijo que fueron expulsados de su casa y que ahora viven de sacar lo que pueden de los cubos de basura y de mendigar. Si bien se negaron rotundamente a dar sus nombres completos y a mostrar sus rostros, sí que me permitieron acompañarles.
El padre trabajaba de albañil hasta hace dos años y su hijo, el mes pasado, terminó un curso de formación profesional en programación informática. La esposa y madre sufre de depresión crónica y el estado la ha negado el subsidio de dependencia. El afligido padre duda en hacer lo que haga falta para dar de comer a su familia, incluso "si ello supone romper los contenedores de basura para sacar lo que tengan, que así sea."
A.G y E.G, los dos hombres que aparecen parcialmente en la foto contigua, son un padre y un hijo que fueron expulsados de su casa y que ahora viven de sacar lo que pueden de los cubos de basura y de mendigar. Si bien se negaron rotundamente a dar sus nombres completos y a mostrar sus rostros, sí que me permitieron acompañarles.
El padre trabajaba de albañil hasta hace dos años y su hijo, el mes pasado, terminó un curso de formación profesional en programación informática. La esposa y madre sufre de depresión crónica y el estado la ha negado el subsidio de dependencia. El afligido padre duda en hacer lo que haga falta para dar de comer a su familia, incluso "si ello supone romper los contenedores de basura para sacar lo que tengan, que así sea."
Su casa no se parece en absoluto al hogar idílico que guardamos en nuestras mentes. En plena calle, donde se encontraba una casa recientemente demolida, se instalaron. No tiene puerta, no tienes ventanas ni apenas paredes y ni mucho menos lavabos, es una especie de campamento improvisado que busca hacer de casa. y no son la única familia que viven en estas deplorables
Varias de estas familias optan por soluciones temporales drásticas, Por razones obvias, esta gente se niega a declarar nada ni a mostrar su imagen a la cámara, están asustados de que les quiten lo poco que les queda y mostrar sus rostros lees asusta por miedo a que venga la policía con la orden de un juez.
Varias de estas familias optan por soluciones temporales drásticas, Por razones obvias, esta gente se niega a declarar nada ni a mostrar su imagen a la cámara, están asustados de que les quiten lo poco que les queda y mostrar sus rostros lees asusta por miedo a que venga la policía con la orden de un juez.
Los organismos públicos no ayudan mucho tampoco.
Construyeron hace decenas de años un centro de desintoxicación que
prácticamente erradicó el problema de
las drogras, pero el resto persisten. El ayuntamiento se limíta a tapar baches
y poco más. Se muestran totalmente inoperantes y en años de crisis económica
como nos encontramos, la situación es peor aún.
En tiempos oscuros como estos, pocas salidas les quedan a
los más necesitados, afortunadamente Villaverde cuenta con la asociación
vecinal La Incolora. Este Organismo No Gubernamental totalmente desvinculado de
cualquier fuerza política ha estado proporcionando la ayuda que nadie más da,
aprovechando los pocos recursos jurídicos de los que disponen para hacerse oír.
Incluso Elena Valenciano, candidata por el PSOE a las
elecciones europeas en su visita por el motivo de estas a Villaverde, a la cual asistieron muy pocos
habitantes del barrio, siendo la mayoría de fuera, no hizo ninguna mención a la
situación de Villaverde. Solo habló mal de sus rivales mientras realzaba los
derechos de las mujeres; todo ello sin darse cuenta de que el consumo de luz
debido a su visita obligó a apagar las luces del resto del barrio durante cerca
de una hora. Vino, leyó su guión y se fue rápidamente a promocionarse a otro lado.
En cambio esta asociación vecinal ha ayudado a aumentar la
presencia policial en las calles, intenta mediar en casos de embargo de
viviendas e incluso organiza recogidas de alimentos para ofrecerlas
gratuitamente en plena calle cada tres o cuatro meses.
Miguel Angel García Castrillo, Miembro de la Junta Directiva de La Incolora con el que me reuní para entrevistarle me dijo que recogen de media unos 600 o 700 kilos de comida por campaña. declaró que "Teniéndo en cuenta que solo duran un día", es una cifra realmente buena. Se dieron todos los kilos y tuvimos que retirarnos mucho antes que otros años."
Además, son ellos los que organizan las fiestas, tales como El Entierro de la Sardina o las fiestas de Primavera con el dinero de los asociados únicamente, ya que el ayuntamiento desde la crisis, no les financia siquiera una mísera parte.
Muestra de todo este descontento ciudadano se puede palpar en Villaverde. Cada vez que hay huelgas o manifestaciones, al menos una sucursal es atacada y en un caso en concreto, el de la sucursal de La Caixa, fue asaltada en la última huelga general. Un grupo de encapuchados entró forzando la entrada y destrozó el lugar, contribuyendo al cierre definitivo del negocio. Actualmente no es más que un negocio fantasma que sigue tan abandonado y destrozado como aquél día.
Villaverde es un barrio que se podría considerar marginal. La crisis le ha afectado enormemente y no parece haber salida de esta situación. Parecen haber llegado a un callejon sin salida en el que las propias raices sobre las que asientan les cierran el paso. ¿Hay salida?
Foto de arbustos sin salida.